Finalidad de nuestra vida


El tiempo pasa rápido. Las fiestas de estos días también. En diez días hemos celebrado: Navidad, San Esteban, la Sagrada Familia y la Solemnidad de la  Madre de Dios. Y hoy, el domingo segundo después de Navidad. Celebraciones muy importantes que seguro que nos han dejado una huella. Seguro que hemos recibido alguna luz, alguna intuición, quizás también, alguna concreción sugerida para nuestra vida diaria, o hemos crecido en alguna certeza.

¡De esto se trata! Y esta huella, esta luz, este “lo que sea”, es Dios que nos ha hablado. Y esto nos pide trabajarlo un poco, con calma.

Que el hecho de pasar de una celebración a otra no nos impida ir profundizando todo aquello que el Señor nos hace ver. Nos hace falta hacer como María “conservar estos recuerdos en nuestro corazón y meditarlos”.

Comento algunas frases de la introducción de la Carta de San Pablo a los Efesios: “Nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales... Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor”. Resumen perfecto del cristianismo.

•    “Nos ha bendecido en la persona de Cristo”. Lo decíamos ayer. Dios bendice, Dios Padre nos bendice en Cristo. No sólo nos da un poco de paz, o de buenos sentimientos, nos bendice con su Hijo. Cristo es la mayor bendición, el mayor regalo, el mayor don, que Dios Padre nos pueda hacer.

     Dios Padre nos lo ofrece, de nosotros dependerá acoger este regalo, este don... ¿Acogemos a Jesús en nuestra vida? ¿tiene un lugar, un espacio, un tiempo?

     Acogerlo a Él abre la puerta a recibir “toda clase de bienes espirituales”... ”.

     Por esto San Pablo al final de la carta ruega por los cristianos de Éfeso,  diciendo: “os dé espíritu de sabiduría y revelación para que conozcáis de verdad quien es él”, ¡quién es Cristo!. No hay nada más grande. Cuando recéis por vuestros hijos y nietos y sobrinos, pedid: “¡Que conozcan quién eres tú!” Porqué Cristo es la gran bendición de Dios para la Humanidad, y para cada uno de nosotros.    
•    “Él nos eligió en la persona de Cristo”. Dios Padre  ha pensado en cada uno de nosotros  para estar unidos a Jesucristo. Nuestro destino unido al de Jesucristo. Nuestra existencia tiene sentido en tanto en cuanto estemos unidos a Jesucristo. “Él nos eligió en la persona de Cristo”.

•    ..., antes de crear el mundo” Estamos en el pensamiento de Dios antes de crear el mundo. ¡Qué misterio! Dios desde siempre ha pensado en nosotros y desde siempre nos ha amado. Existimos porqué nos ama.

     Dice el Papa San Juan Pablo II: “Por Él y ante Él, el hombre es único e irrepetible; alguien eternamente ideado, eternamente elegido, eternamente amado; alguien llamado y denominado por su propio nombre”.

•    La finalidad de este plan salvador, la finalidad de la encarnación queda muy clara: “Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos”. La finalidad de nuestra vida: ser santos. Sólo hay un fracaso: no ser santos. Sólo hay una tristeza: no ser santos. Si nos ha escogido para ser santos, quiere decir que nos dará las gracias para poderlo ser. Nos hace falta pedirlas y esperarlas con anhelo. ¿Cómo va nuestra santidad? ¿Avanzamos? El deseo de Dios es que muramos plenamente santificados ¿Cómo vamos...?


En el prólogo de San Juan, Juan nos decía que Jesús Él es la luz y la vida. Que no sean sólo palabras, sino que sean hechos en nuestra vida. Que podamos decir que para nosotros, Cristo es luz y es vida. Amen.

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