Vida nueva


El deseo de la liturgia es que durante el Tiempo Pascual, vayamos profundizando el sentido de nuestro bautismo, que quiere decir profundizar el sentido de la vida cristiana.

Pongo un ejemplo que nos ayuda a entender lo que  pasó en nuestro bautismo; el hierro es duro, es inflexible, es frío, pero cuando entra en contacto con fuego, cambian  sus propiedades, y pasa a ser flexible, luminoso, desprende calor. Ha perdido sus propiedades originales y ha cogido las del fuego.

Lo mismo pasa en el bautismo. Nuestra naturaleza, por el pecado original, tiende al egoísmo, a ir a la nuestra. Pero, cuando nuestra naturaleza entra en contacto con la naturaleza divina, va perdiendo sus propiedades iniciales (egoísmo) y va cogiendo las propiedades de la naturaleza de Dios, y Dios es amor.


Y esta es la vida nueva que nos ofrece Cristo resucitado: ir creciendo en el amor que proviene de Dios. Cada vez, más y más amor de Dios en nosotros, gracias a la vida cristiana que llevamos. ¡Cuánta belleza! ¡¡No hay belleza igual!! ¡¡Que la sepamos comunicar al mundo!! ¡¡Que así sea!



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